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Publicado el 10 de mayo de 2013Última edición el 15 de abril de 2021
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La tristeza. Una Emoción Necesaria

Psicólogo General Sanitario

La tristeza es una de las llamadas emociones básicas. Y como tal, implica que todos los seres humanos somos capaces de distinguirla ya desde muy temprano.

La tristeza suele aparecer ante la interpretación de un acontecimiento como desfavorable, bajo el contexto de una pérdida o la ausencia prolongada de emociones agradables.

¿Por qué a veces cuesta expresar la tristeza?

Esta emoción universal, a lo largo del tiempo ha tenido una aceptación social diferente.  Actualmente tiene bastante mala prensa, ya que expresarla, se ha visto en ocasiones como algo negativo. Como si existiese una ley no escrita donde lo correcto fuera manifestar únicamente emociones “positivas”.

Mucha gente vive con inadecuación o vergüenza la expresión de dicho estado emocional y no se lo permite.

Las razones principales de no permitir conectar con la tristeza es la falsa creencia que una vez conectemos con ella solo vamos a conseguir sentirnos peor. Y también otro de los mitos, que mostrando la tristeza, muestro mi vulnerabilidad al mundo y por tanto me convierto en una persona débil de la que todo el mundo querrá huir.

tristeza

Valor adaptativo de la tristeza

Lo cierto es que necesitamos esta emoción para orientarnos y adaptarnos.

Desde pequeños es parte del proceso normal del niño, que al separarse de la madre, rompe la simbiosis y se vuelve más independiente. Cada vez que este se separa un poco más, tendrá que hacer frente a una pequeña pérdida. Si los progenitores no pueden permitir el menor malestar implícito en este proceso, el niño no aprenderá a lidiar por sí mismo con la tristeza.

A su vez, la acción de llorar permite comunicar estados internos displacenteros para provocar una respuesta en el entorno que lleve a los progenitores a intervenir en la situación.

La tristeza como parte del proceso en cirugía bariátrica.

¿Sería posible que una persona, tras una intervención de cirugía bariátrica pudiera sentirse triste? ¿Cómo es esto posible si se supone que la persona se interviene, lo hace para conseguir un mejor estado de forma física y mental?

Puede que ya nos haya pasado antes, a veces cuando cerramos una etapa, incluso si lo que viene puede ser objetivamente mejor, como es el caso por ejemplo de dejar un trabajo por otro que nos ofrece unas mejores condiciones, o hacer una mudanza de una casa o un piso a otro nuevo o diferente, son momentos que definitivamente conllevan parte de duelo o el cambio de una etapa.

La tristeza

Tras la cirugía, aunque las emociones predominantes sean agradables, también hay un espacio que tenemos que dejar para la tristeza, porque es cierto que cerrar una etapa emociona, y el tomar la decisión de intervenirse conlleva una adaptación, donde necesariamente nuestra forma de relacionarnos con la comida y con nuestro cuerpo se redefinen

Conforme más va cambiando nuestro aspecto más sentimos que nos distanciamos en cierta medida del cuerpo que teníamos antes, y ese otro cuerpo también tiene parte de identidad de todas las cosas que se han vivido con la obesidad presente y todas las maneras en que ese peso nos ha afectado, conllevando en cierta medida un duelo.

 

Consecuencias de no conectar con la tristeza

Evitar la tristeza, hace que no tomemos conciencia en profundidad de lo que nos sucede, e impide el progreso de otros estados emocionales que favorezcan el afrontamiento. Algo parecido a lo que ocurre cuando curamos bien una lesión y nos empeñamos en continuar como si tal cosa.

Se puede somatizar en el cuerpo, notando mayor cansancio, fatiga, cambios en el apetito o el ciclo del sueño.

La tristeza

A nivel social, nos quedamos con una sensación de mayor fragilidad, al tener la sensación interna de que nadie nos puede ayudar, y que nos tenemos que solucionar los problemas solos.

Si nos acostumbramos a no dejar salir la tristeza puede acumularse con otras emociones no experimentadas, y salir a la luz de una manera desproporcionada.

Conclusiones

En definitiva tenemos que distinguir de un grado de tristeza que es funcional y adaptativo, de aquella tristeza desproporcionada y mantenida en el tiempo que puede llevar a causal problemas psicológicos como la depresión.

La tristeza, como otras emociones, desaparece al tiempo cuando la escuchamos debidamente y cumple su función comunicativa. Sin embargo, cuando la minimizamos o aquello que la ha causado no se termina de integrar, puede llegar a  producir sufrimiento. Entonces hablaríamos de tristeza patológica.

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