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Publicado el 10 de mayo de 2013Última edición el 17 de septiembre de 2024
Publicado el 10 de mayo de 2013Última edición el 17 de septiembre de 2024

¿Puedo tomar dulces tras una cirugía bariátrica?

Psicólogo General Sanitario

El tomar dulces o postre tras cirugía bariátrica es algo que no puede hacerse de la misma forma que antes de la reducción de estómago. 

Esto es debido a que la comida, si ha sido repartida de forma adecuada, no deja hueco para nada más. Recordemos que el nuevo estómago tras la operación de Tubo o Manga Gástrica tiene un volumen mucho menor que el anterior.

Por ello, la adecuada elección de alimentos nos permitirá aportar al organismo todos los nutrientes necesarios para perder peso de forma sana.

¿Esto significa que tengo que eliminar los dulces de mi vida tras una cirugía bariátrica?

No hace falta eliminarlo, ni es lo que los profesionales pedimos.

Ante la duda que muchos pacientes se plantean, no se trata de que tengamos que exiliar el dulce de nuestras vidas. Basta con que aparezca en nuestra alimentación de forma equilibrada.

Tenemos que acostumbrarnos a que, cada vez más, pueda contemplar otro tipo de elaboraciones, más allá de las procesadas, cuando se me antoje algo de dulce.

Cuando hablamos de sabores dulces, no necesariamente estamos hablando de alimentos ultraprocesados. Hay formas de conseguir este sabor con recetas mínimamente procesadas que muchas veces no tienen lugar, porque tendemos a polarizar nuestras elecciones.

Buscar puntos intermedios, tal vez es uno de los retos más importantes dentro del proceso de bariátrica. Lo deseable es que al final del proceso el paciente no tenga dentro de su rutina alimentaria el consumo de dulces como un hábito, y que si le preguntamos en consulta sobre cuanto ha sido su consumo durante las últimas semanas, le cueste identificarlo de lo poco frecuente que ha sido.

Y que, si aparece la apetencia de dulces, también se puedan contemplar opciones intermedias basadas en la propia elaboración con ingredientes más reducidos en número y de mejor calidad nutricional.

Azúcar oculto en los alimentos y bebidas

El azúcar oculto en los alimentos y en las bebidas es una situación común que pasa desapercibida, pero que tiene gran repercusión en la salud, tanto en personas con operación de obesidad como en personas sin operar.  Los azúcares pueden encontrarse en su forma simple (azúcar común; glucosa; fructosa…) o en su forma compleja (Almidones cómo el del arroz, trigo o patata). 

A dosis bajas, el azúcar no tiene porqué generar ninguna patología ni causar problemas, pero en dosis más elevadas puede ser el causante de la obesidad, diabetes, hipertensión y otras patologías relacionadas.

El problema viene cuando este azúcar se encuentra oculto en determinados alimentos, haciendo así que el consumo sea muy elevado, puesto que no podemos detectar a ciencia cierta qué cantidad de azúcar consumimos al final del día.

Síntomas de la adicción al azúcar

Nuestro organismo tiene mecanismos de recompensa que en momentos determinados nos hace sentir placer o satisfacción (es el caso de hacer ejercicio, tener sexo, comer…). Los productos de consumo ultraprocesados están pensados para activar ese mecanismo de recompensa de forma intencional. Por ello, sentimos placer cuando consumimos este tipo de productos.

El proceso comienza con la ingesta de alimentos de alto contenido en azúcar o grasa, que estimula la segregación de oxitocina y dopamina de nuestro cerebro, la cual proporciona esa experiencia placentera.

El azúcar estimula los receptores del gusto en la lengua, que envían una señal a la corteza cerebral. A su vez, esto estimula una liberación de dopamina. Por ello, si consumimos comida azucarada un día sí, y otro también, cada vez liberamos menos dopamina, para lo que, si se desea el mismo nivel de “bienestar” que al principio, deberemos incrementar la cantidad o la frecuencia de la ingesta del alimento, volviéndonos, finalmente, adictos.

Consecuencias de la adicción al azúcar

Este neurotransmisor, al igual que la hormona de la oxitocina, tiene un tiempo limitado de vida útil en nuestro cuerpo, y cuando desaparecen, queda el estado emocional que le precedía. 

Esto justifica cómo los patrones de comer emocional se vuelven un círculo vicioso, siendo la experiencia del atracón, en ocasiones, una forma de manejar ciertos estados emocionales en un plazo muy limitado de tiempo, pero con un impacto en la autoestima y una sensación de vacío e ineficacia en la persona que los experimenta.

La activación de los mecanismos de recompensa, también son causados por el sabor tan potente que contienen dichos productos. El umbral de sabor que presentan es tan alto, que cuando queremos comer comida real, la encontramos insípida. Esta experiencia es consecuencia directa de haber alterado nuestro umbral del sabor con productos que no son naturales, pero sí están diseñados para crear esa experiencia de recompensa.

La mejor manera de plantarle cara a esta situación es actuando conscientemente, y realizando un consumo responsable de estos productos tan “adictivos”.

¿Cuál es la relación entre el azúcar y la obesidad?

En la actualidad cada vez hay más estudios que relacionan el alto consumo de azúcar, con el riesgo de sufrir “síndrome metabólico” un conjunto de dolencias que aumentan las posibilidades de padecer enfermedades crónicas como la diabetes tipo 2, enfermedades coronarias y hepáticas.

Pero el problema real es que está muy normalizado, y existen muchos intereses para que esto siga así. A pesar de ello, la población comienza a concienciarse de la relación existente entre azúcar y obesidad.

Los investigadores aseguran que el 70 % de la población quiere reducir el consumo de azúcar y, sin embargo, ingieren una media de 112 gramos al día cuando la OMS recomienda no sobrepasar los 25 gramos diarios.

Lo tenemos en los fiambres, en las salsas, algunos caldos y sopas, que podrían parecer, a priori, libres de azúcar, lo contienen. Los alimentos ultraprocesados son en buena medida responsables de dicha normalización. De la cucharilla de azúcar que le echamos al café somos conscientes. Pero ¿sabemos cuánto azúcar le echan a los botes de tomate o el pan de molde? Aunque no nos demos cuenta de su existencia, ese es precisamente el azúcar que más deberíamos controlar.

La capacidad de decisión del individuo queda sobrepasada por la mercadotecnia y el etiquetado engañoso mientras el argumento fundamental de los gobiernos e industrias es que no hay alimentos buenos ni malos, solo cantidades y personas que hacen o no ejercicio”.

¿Por qué consumimos productos ultrapalatables?

Los productos ultraprocesados son preparaciones industriales que contienen una larga lista de ingredientes y sustancias derivadas de otros alimentos (no tienen por composición un alimento completo). Como posibles ejemplos encontramos: patatas fritas de bolsa, bollería industrial, zumos de fruta de tetrabrik, salsas preparadas… Su consumo reiterado se asocia a hábitos alimentarios poco saludables. Este tipo de productos tiene una característica en común, la palatabilidad.

La palatabilidad se define por la RAE como la “cualidad de ser grato al paladar un alimento”. Este tipo de productos alimentarios, pueden ingerirse en ausencia de sensación de hambre, pues se consumen en respuesta a deseo de recompensa inmediata (placer tras comer este tipo de productos). Esta práctica es peligrosa considerando el entorno alimentario actual, pues hay alta disponibilidad de alimentos palatables con alta densidad energética y un perfil nutricional poco saludable.

Existe una serie de factores que predisponen y favorecen un consumo de productos ultraprocesados:

  • Disponibilidad de productos. El acceso a bebidas azucaradas y procesados es extremadamente fácil, tanto en supermercados, restaurantes y servicios de entrega de comida a domicilio. Esto se ve reflejado en el incremento constante del número de ventas de estos productos.
  • El coste de frutas y verduras y hortalizas se ha incrementado considerablemente comparado con los productos procesados ricos en azúcar. Esta situación lleva a elegir alternativas menos saludables por motivos socioeconómicos, viéndose un incremento de su uso en clases sociales con menor poder adquisitivo.
  • Los medios de comunicación y las redes sociales influyen en gran medida en las elecciones y compras de productos por parte del consumidor. La publicidad, puede manipular nuestras decisiones hasta límites insospechados. Es destacable la existencia de estudios que indican que gran parte del esfuerzo de las grandes empresas de la industria alimentaria, se centra en las cadenas y medios dirigidos al público más joven (niños y adolescentes), pues pese a su poco poder adquisitivo, tienen una influencia importante sobre las decisiones de compra en las familias.
  • Normas sociales. El entorno (familia, compañeros, …) tiene una gran influencia en la cantidad y el tipo de alimentos elegidos.

Dulces tras cirugía bariátrica, ¿por qué son malos los alimentos procesados?

Mala calidad nutricional: Los productos ultraprocesados se caracterizan por tener un alto contenido calórico e ingredientes poco saludables, como grasas de mala calidad (grasas hidrogenadas o parcialmente hidrogenada, también llamadas “trans”), azúcares, sal, harinas refinadas y/o diversos aditivos. Además de ser pobres en nutrientes esenciales, en vitaminas, minerales y fibra alimentaria.

Influencia negativa en la salud y el peso: Debido a lo comentado en el apartado anterior, el consumo de este tipo de productos podría repercutir en un aumento del peso, sobre todo el porcentaje de grasa corporal. De igual forma, afectan negativamente a la salud (haya aumento del peso o no), ya que incrementa el riesgo de padecer diabetes, hipertensión, dislipemias (colesterol “malo” y/o triglicéridos aumentados), etc.

Desplazamiento de alimentos saludables: El problema de consumir los alimentos procesados en obesidad no radica solamente en que perjudiquen la salud, sino también en el hecho de que al consumirlos, estamos dejando de lado otros alimentos más nutritivos y saludables, como son las frutas, verduras, legumbres, frutos secos, pescados, huevos, carnes, lácteos, cereales integrales, etc.

Abandono de la cocina tradicional: La existencia de productos ultraprocesados tienta a dejar de cocinar los alimentos por uno mismo debido a diferentes causas:

  • Suelen venderse en forma de snacks, bebidas o platos listos para comer o calentar y están diseñados y envasados para el consumo inmediato.
  • Se pueden encontrar fácilmente y en cualquier momento en multitud de puntos de venta, muchos de los cuales están abiertos las 24 horas los 365 días del año.
  • Pueden consumirse casi en cualquier lugar: en locales de alimentos, restaurantes con servicio directo a los vehículos, lugares de comida para llevar, en casa, en el lugar de trabajo o en la calle.
  • Son fáciles de almacenar y transportar y, por lo general, no requieren vajilla ni utensilios.

Repercusión negativa para el medio ambiente: Los productos ultraprocesados suelen estar envasados en recipientes no biodegradables de plástico, papel, cartón, vidrio, latas, bricks, etc. y muchas veces vienen en envoltorios innecesarios, desmesurados y/o desechables; causando el despilfarro de recursos naturales y la contaminación del medio ambiente al acumular grandes volúmenes de residuos.

Dulces tras cirugía bariátrica. Galletas integrales para adelgazar, ¿mito o realidad?

El término “integral” hace referencia a los cereales que mantienen la capa externa del grano (germen y salvado). Es decir, la diferencia entre una galleta integral y una galleta corriente es el tipo de harina que se utiliza en su elaboración. 

En las galletas normalmente se utilizan harinas refinadas que tienen menor valor nutricional. Esto se debe a que eliminan el germen y el salvado, donde se encuentran gran parte de los nutrientes del cereal.

La industria alimentaria ha incrementado la disponibilidad de galletas integrales por el creciente interés en este tipo de productos. Sin embargo, este término puede ser engañoso. Actualmente, no existe ningún tipo de legislación que exponga criterios para poder usar la denominación “integral” en un alimento. Esto puede llevar a confundir al consumidor. Podemos pensar que un alimento es completamente integral porque el envase así lo indica, cuando realmente lleva un porcentaje muy bajo de harina integral.

Beneficios de los productos integrales

Los productos integrales, al tener el grano entero, mantiene todas las propiedades nutricionales del cereal:

    • Alto contenido en fibra: ralentiza la absorción de los hidratos de carbono, mejorando el control en sangre de la glucemia. Además, aumenta la sensación de saciedad y ayuda a regular el tránsito intestinal.
    • Minerales: hierro, potasio, magnesio y zinc entre otros.
    • Vitaminas: sobre todo del complejo B
    • Ácidos grasos esenciales

¿Galletas integrales = galletas saludables?

Hemos visto la parte positiva de los productos integrales, sin embargo, la harina integral solo es un ingrediente dentro de la amplia lista de ingredientes de las galletas. Dentro de la composición de las galletas, ya sean integrales o no, existen numerosos ingredientes perjudiciales para nuestra salud:

  • Azúcar o derivados (jarabe de glucosa, fructosa, siropes, etc.)
  • Aceites refinados de mala calidad
  • Grasas trans
  • Sodio
  • Edulcorantes, colorantes, aromas, etc.

Entonces, ¿las galletas integrales son una opción saludable? La respuesta es no. No se puede juzgar un alimento solo por un ingrediente. Aunque las galletas integrales puedan aportar más nutrientes beneficiosos que las galletas corrientes, su gran contenido en ingredientes perjudiciales la convierten en un alimento no saludable. Por ello, su consumo debe ser ocasional.

¿Las galletas integrales engordan?

Que un producto sea integral no quiere decir que sea hipocalórico. Las galletas integrales pueden tener las mismas o incluso más calorías que las normales. Esto se debe a que la harina integral tiene un contenido energético similar a las harinas refinadas.

Por ello no debemos fiarnos por completo de lo que pueda indicarnos el envase del alimento. Es importante leer siempre el etiquetado nutricional a la hora de introducir algún alimento en nuestra alimentación. Debemos fijarnos no solo en que un alimento sea integral, sino en el conjunto de ingredientes que contiene.

Respondiendo de manera clara a la pregunta de si las galletas integrales engordan, tenemos que decir que un alimento no engorda por sí solo. El consumo ocasional de galletas integrales no va a producir un aumento de peso si nuestra alimentación es saludable. 

Al igual que no vamos a adelgazar por consumir de manera ocasional fruta y verdura, tampoco vamos a engordar por consumir una galleta integral de manera puntual. La clave está en la cantidad y la frecuencia del consumo de cada alimento.

Alternativas a las galletas para desayunar, almorzar o merendar. Dulces tras cirugía bariátrica

Para los desayunos, almuerzos y/o meriendas, podemos optar por muchas otras mejores opciones, más sabrosas y saludables, como pueden ser:

  • Frutas variadas. Mejor comerlas enteras, pero también se pueden hacer zumos naturales. Otra opción es hacer, por ejemplo, manzana asada con canela
  • Frutos secos naturales o tostados (nueces, almendras, avellanas, anacardos, pistachos…). Evitando aquellos que vienen fritos, con sal, o con demasiados añadidos en su lista de ingredientes
  • Yogures sin azúcares añadidos (a los que a su vez se les puede añadir frutos secos, frutas desecadas, frutos del bosque, etc.)
  • Diferentes variedades de tostadas integrales. Con tomate triturado y aceite de oliva virgen extra, hummus, aguacate entero o triturado (guacamole natural), quesos, jamón serrano, huevo rallado, salmón ahumado, trocitos de frutas, etc.
  • Huevo duro, revuelto o en tortilla
  • Boniato o calabaza asados, con un poco de miel cruda
  • Porridge de avena. Consiste en calentar leche con avena, añadirle frutas, frutos secos, miel cruda, cacao puro, canela, etc. al gusto y finalmente dejar enfriar
  • Batidos de fruta naturales, hechos con leche o yogur

Receta de galletas integrales sin azúcar añadido

Como hemos visto, las galletas no son un alimento saludable que tengamos que introducir habitualmente en nuestra alimentación. Esto no quiere decir que no se puedan consumir de manera ocasional. Además, si hacemos las galletas de manera casera sabemos qué ingredientes le estamos añadiendo y en qué cantidades. 

Os dejamos una opción más saludable de galletas para introducir de manera ocasional en nuestra alimentación:

¿Qué hay detrás de esa obsesión por comer dulces antes y tras la cirugía bariátrica?

Algunos de nuestros pacientes relatan no poder evitar comer dulces de manera constante y sentir que muchas pautas alimentarias que intentan no se consiguen, justo porque la persona no puede “controlarse” (así es como un gran número de personas relatan la tentación por los dulces).

Con esta situación, se hace imprescindible al menos conocer qué es lo que ocurre a la persona que tiene dicha necesidad.

Para poder conseguir cambios en una adicción por los dulces tras cirugía bariátrica hay que entender que dicho alimento, al igual que sucede con las drogas, es un regulador externo para algo que está ocurriendo en nuestro interior.

Cuando hablamos de la comida como regulador emocional, nos encontramos con un comodín que vale para cualquier estado emocional prácticamente.

De igual si estamos tristes, cansados, ansiosos, frustrados, enfadados o incluso si queremos premiarnos, evadirnos o tener «nuestro momento».

Cuando esta conducta se hace habitual en la persona que empieza a recurrir al dulce como regulador, al final termina surgiendo de forma espontánea casi como un hábito y ante cualquier disparador o desajuste emocional.

Propuestas de postres o dulces saludables tras cirugía bariátrica

A continuación daremos algunas recomendaciones para realizar helados saludables que son compatibles con una alimentación saludable, con tomar dulces tras cirugía bariátrica y que además son opciones sabrosas que no afectan a la correcta pérdida de peso.

La base de los helados saludables en el tratamiento de obesidad siempre será una fruta, o varias. Las frutas nos aportan diferentes vitaminas, minerales, fibra y además, gracias a su alto contenido en agua, tienen pocas calorías y nos ayudan a mantenernos hidratados durante el verano.

El plátano le da una muy buena consistencia de cremosidad a los helados, por lo que suele ser una de las frutas más utilizadas en estos helados, aunque también se puede conseguir cremosidad sin añadirlo.

Otro ingrediente importante para la realización de los helados saludables es una base láctea, que puede ser leche, yogur natural o griego, queso batido, bebida vegetal, etc.

Estos ingredientes deben añadirse en pequeña cantidad, para que el helado no tenga una consistencia demasiado líquida, y quede más cremoso.

Además, para darle un toque más de sabor a los helados, podemos añadirle canela, frutos secos triturados, cacao puro en polvo, chocolate rallado (que tenga un porcentaje de cacao superior al 80%), coco rallado, tropezones de las mismas frutas, pasas, café, etc.

La fruta ya aporta los toques dulces tras cirugía bariátrica a estos helados (más aún si están maduras), por lo que no hace falta añadirles azúcar. De todas formas, si queremos que sean un poco más dulces, podemos añadir algún dátil triturado, o un poco de miel cruda.

Estos helados se deben consumir en el momento de su realización, porque si se dejan mucho tiempo al aire libre, la fruta se oxidará y además la consistencia del helado quedará más líquida.

3 ejemplos de helados saludables

1- Helado de plátano, pera y avellanas. El día anterior o al menos 4 horas antes de la preparación del helado, pelamos dos peras y cortamos en trozos dos plátanos y las peras; colocamos los trozos de fruta en bolsas o tuppers y los metemos en el congelador. Una vez tenemos la fruta congelada, la trituramos junto a un chorrito de leche o bebida vegetal (recuerda, muy poca cantidad), con una batidora o en la thermomix. Encima del helado, colocamos trocitos de avellanas trituradas.

2- Helado de fresas, cerezas, plátano y chocolate rallado. Congelamos por separado trozos de un puñado de fresas, otro de cerezas (previamente lavadas, y sin el hueso y el rabito) y de un plátano. Cuando esté todo bien congelado, le añadimos medio yogur y lo trituramos con una batidora. Al helado resultante, le añadimos encima chocolate negro rallado (al menos con 80% de cacao).

3- Helado de albaricoque, manzana y canela. Congelamos trozos de 4-5 albaricoques y de una manzana, ambos lavados y sin hueso. Antes de triturarlos, añadimos 3 cucharadas soperas de queso batido o medio yogur griego. Una vez tenemos la consistencia deseada, espolvoreamos encima del helado un poco de canela.

Estas son algunas ideas, pero se pueden hacer muchas más combinaciones de helados saludables en el tratamiento de la obesidad con diferentes frutas. 

Autores

  • Jose Andrés Mateo. Graduado en Psicología. Master en Psicología General Sanitaria y Master en Intervención Multidisciplinar. Miembro del Equipo Multidisciplinar de Clínicas Obésitas.
  • Rocío Martín O’Connor. Graduada en Nutrición Humana y Dietética. Master en Nutrición Personalizada y Comunitaria. Miembro del Equipo Multidisciplinar de Clínicas Obésitas.
  • Patricia Vila Sabater. Graduada en Nutrición. Master en Nutrición Clínica. Certificación Internacional en Cirugía de la Obesidad y Enfermedades Metabólicas. Miembro del Equipo Multidisciplinar de Clínicas Obésitas.
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