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Publicado el 10 de mayo de 2013Última edición el 13 de mayo de 2020
Publicado el 10 de mayo de 2013Última edición el 13 de mayo de 2020

El optimismo: viendo el vaso medio lleno

Yolanda Melero Puche
Licenciada en Psicología

En estos tiempos de crisis económica tan acuciante, el optimismo es una de las piezas claves más importantes para conseguir “salir airosos” y mantener una buena calidad de vida y unas sanas relaciones interpersonales tras un Tubo Gástrico.

Hay que tener en cuenta, que es una de las variables más importantes a la hora tener éxito en cualquier área y objetivo que nos proponemos en nuestra vida. Ser optimista es una actitud vital ante la vida, con la que uno no nace, sino que se va haciendo y se puede ir desarrollando (como cualquier otra esfera personal). Es una manera de enfocar la realidad, y de concebirnos a nosotros mismos y al entorno que nos rodea

El optimismo también se “pega”, si nos rodeamos de personas optimistas es mucho más probable que nosotros también lo seamos, y viceversa. En cambio, si somos pesimistas o “realistas” esto también se trasmite a nuestro alrededor. Por ello, cuanto más positivas son las personas de un país, mejor está preparado éste y afronta y supera mejor las crisis (al igual que nos pasa a las personas).

Veamos ahora unos puntos fundamentales que implica:

  • Cuando alguien dice ser realista, la mayoría de las ocasiones está centrando su mirada en lo que falta, en lo que no hay.
  • El optimismo no tiene que ver son sobrevalorar nuestras capacidades, sino confiar en ellas y darnos cuenta de cuales son.
  • Genera en nosotros un estado emocional positivo, nos sentimos alegres y entusiasmados. Esto nos predispone a rendir más y mejor, a ser más asertivos, a tener más energía y vitalidad.

Cómo desarrollar el optimismo

  • Centrarse en lo que hay, en lo positivo, en lo bueno que rescato. Mirar las capacidades mías o las del otro (y no los puntos débiles).
  • Con pensamientos de refuerzo e ilusión: “Venga que puedes”, “Que bien que lo estás haciendo”.
  • Reforzar pequeños avances en lugar de los retrocesos.
  • Aceptación de las limitaciones personales o de la situación, y actuar en consonancia. Ya que si no lo hacemos, nos quedamos frustrados y no avanzamos.
  • Dejar de quejarnos. La queja nos ancla en la insatisfacción, en el enojo, en lo que nos falta o no nos gusta de la situación.
  • El sentido del humor, la risa, la alegría, el entusiasmo funcionan como motores de nuestro optimismo.

En definitiva, CONFIAR en la vida, en nosotros y en los demás. CONFIAR en nuestras capacidades, en el futuro. “Poner una Sonrisa a la adversidades”, disfrutar de los pequeños momentos y de las pequeñas cosas que nos da la vida, en vez de centraros en aquello que no nos agrada.

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