¿Es malo pesarse?

Realmente, ¿es malo pesarse?. Lo cierto es que hay cierta controversia al respecto al tema

Si bien hay estudios que han concluido que puede llegar a ser beneficioso pesarse de manera diaria para controlar el peso (Estudios realizados por la revista Obesity o en las universidades de Pittsburgh y California), pero la gran mayoría de expertos determina que lo mejor es no hacerlo de forma continua.

En clínica obesitas desaconsejamos la realización de rituales que puedan generar interferencias dentro del proceso de pérdida de peso, entre ellos, pesarse todos los días como forma de monitorización de la bajada de peso, especialmente durante el proceso de bariátrico.

No es igual para todos

Las implicaciones de pesarse dependen de varios factores, no es lo mismo para todas las personas, e incluso para una misma persona el uso de la báscula puede representar cosas muy distintas según su momento vital.

Pesarse de forma semanal al inicio del tratamiento puede ayudar a mantener conciencia sobre el cambio corporal en personas que habitualmente no son conscientes de ello, de forma que este dato sea igual de relevante que otros parámetros que nos ayudan a ver nuestro avance.

Para otros, pesarse de forma diaria, puede convertirse en una ritual perfeccionista y una manera poco objetiva de controlar las pequeñas variaciones que suceden debido a la ingesta de alimentos, agua, retención de líquidos, sudoración, expulsión de sustancias de desecho etc. Ignorando otros parámetros mucho más importantes para evaluar el cambio corporal.

Pesarse con excesiva frecuencia puede generar presión interna negativa dentro del proceso de pérdida de peso.

Por qué no es recomendable pesarse todos los días

Es cierto que si una persona se pesa a diario, puede tener un refuerzo positivo cuando la bajada de peso es conforme a las expectativas. Pero en la mayoría de ocasiones, esta pérdida será mínima, o incluso puede ser que pese más que la vez anterior.

Aquí, la persona se acostumbra a depender de un dato que no es precisamente el más relevante para su proceso, y fácilmente aparecerán automensajes del estilo: “Algo no va bien, no pierdo lo que esperaba, incluso estoy engordando, no lo estoy haciendo bien,…”.

Que contribuirá a  aumentar la preocupación y la atención sobre el peso, y dejará de ver el dato del peso, como un dato más dentro del conjunto.

Cuando esto sucede, las implicaciones suelen ser un incremento en el esfuerzo del paciente, haciendo posible el conocido efecto péndulo, a posteriori aumentaran las posibilidades de abandonar los buenos hábitos que se habían adquirido impidiendo que se consoliden a largo plazo.

¿Cómo deberíamos pesarnos?

En definitiva lo que tenemos que saber es que los dispositivos externos que nos informan de nuestro peso, las calorías, lo que bebemos o los pasos que damos, etc. Son “buenos” o “malos” en función del uso que hagamos de esa información.

Si nos ayudan a reconducir nuestra conducta, nos permite organizarnos mejor o motivarnos de forma sana, está bien.

Pero si estos datos, sustituyen o hacen que nos despreocuparnos de la información que pongan de relieve nuestras necesidades de equilibrio y bienestar psicológico.

Nos ocurrirá lo mismo que a las personas que en lugar de guiarse por el cansancio, se guían por el número de repeticiones haciendo ejercicio,  o que en lugar de guiarse por la saciedad, la calidad del alimento se guían por las calorías.

A fin de cuentas para ver perdidas o ganancias de peso reales lo correcto es pesarse cada 1 o 2 semanas, si puede ser, recién levantado, teniendo en cuenta este dato únicamente como un dato más.

Es una obviedad, pero es conveniente usar siempre la misma báscula, y si utilizas la de casa, ten en cuenta que esté calibrada, ya que con su uso pueden darse errores.

¿Cómo evitarlo?

Para evitar la tentación de pesarse más a menudo, puede ser de utilidad:

• A nivel logístico si la quitamos de los sitios que se nos hagan más presentes mejor, por ejemplo que no esté disponible a la vista o es un sitio de acceso más complicado.

También podemos redirigir ese impulso, cada vez que quiera pesarme trato de hacer un autocuidado, por ejemplo me hecho una loción facial, me digo algo positivo sobre mi mism@, o digo un NO rotundo en voz alta y me doy la vuelta por donde he venido

Conclusión

Realmente lo que sí que marcará la diferencia será darle más importancia a todo lo que hacemos por cuidarnos y confiar en el proceso sin forzarnos, ya que será normal que a veces nuestras expectativas vayan por un lado y nuestro proceso por otro, por eso también es utilidad tener un diario que vayamos escribiendo sobre cómo nos sentimos con nuestro cuerpo para poderlo trabajar con el terapeuta.

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