Disfrutar sin culpa en Navidad: actitud e ingesta consciente
La Navidad es la época por excelencia en la que nos reunimos con los más allegados, salimos más y también realizamos mayores excesos en cuanto a la bebida y la alimentación. Por ello, tras momentos de júbilo, alegría y celebración suelen aparecer sensaciones físicas de hartazgo e hinchazón; y si estamos preocupados por nuestra dieta y alimentación, la culpa y el arrepentimiento por los excesos realizados pueden jugarnos una «mala pasada». Pero debemos aprender a disfrutar sin culpa. Sobre todo tras una operación de Tubo Gástrico.
Lo que no suele servir:
La mayoría de las veces nos planteamos como solución salir lo menos posible y así evitar las situaciones que nos puede causar la tentación, esto lo hacemos porque no aprendemos a disfrutar sin culpa. Es decir, por ejemplo evitar las cenas de empresa, salir con amigos, etc. Otras veces, decidimos salir igualmente pero llevar una dieta lo más estricta posible, evitando todo dulce y comida/bebida grasa o hipercalórica. A corto plazo, estas vías pueden sernos útiles, pero estas soluciones entrañan un riesgo: Nos estamos conteniendo y privando. Internamente estamos realizando un control muy férreo, lo podemos vivir como una presión muy fuerte para no comer, para no salir, para estar alerta. Y entonces dejamos de disfrutar del momento, no aprendemos a disfrutar sin culpa, y estamos más pendientes de nuestro miedo a engordar, de la comida, de lo que estamos pendientes. Al final, muchas veces, puede pasar que no aguantemos más y ahí nos «atraquemos», aprovechemos todo lo que nos perdimos en el pasado y acabemos de con una sensación de culpa, frustración e impotencia por no saber atajar el reto que nos habíamos propuesto.
Qué actitud nos puede puede ayudar:
En lugar de ser tan estrictos con nosotros mismos, lo ideal es que nos planteemos qué actitud es la correcta para disfrutar sin culpa estas navidades. Lo importante de estos periodos es disfrutar y cuidarse. Es intentar compaginar ambas cosas, sin irnos a ninguno de los extremos. Esto implica no ser excesivamente exigentes con nosotros mismos pero tampoco olvidarnos de nosotros y hacer lo que «nos venga en gana» sin pensar en las consecuencias. Realmente disfrute y cuidado no están tan reñidos, y este es el camino que hemos de descubrir.
Ingesta consciente para disfrutar sin culpa:
La mejor manera de disfrutar sin culpa, y disfrutar comiendo es realizándolo despacio y con conciencia de lo que estamos comiendo. Esto implica, comer muy lentamente, atendiendo al sabor, textura, olor… de la comida. Para realizar esto, debemos introducir cada vez pequeños bocados, apoyar la espalda en el respaldo mientras comemos y soltar los cubiertos, dejando las manos fuera de la mesa. No se trata pues de una técnica mecánica, sino de una actitud diferente frente a la comida, en la que nos planteamos no «engullir», sino saborear, contactar con ella y con nosotros mismos. Esto nos permitirá poder probar todos lo que nos apetezca estas Navidades, disfrutarlo al máximo y sabiendo cuando hemos tenido suficiente y no intoxicarnos en exceso con dulces, carbohidratos y alimentos grasos.