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Publicado el 24 de mayo de 2017Última edición el 19 de septiembre de 2024
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Nutrición y Psicología en Diabetes Tipo 2 y Cirugía Metabólica

Dietista - Nutricionista

La incidencia de la Diabetes Mellitus tipo 2 está incrementando en las últimas décadas y afecta actualmente a más de 246 millones de personas en todo el mundo. Es más, los datos estadísticos muestran que el 12% de la población española padece Diabetes Mellitus tipo 2

Representa más del 80% del total de la diabetes, y en ella los síntomas se establecen muy poco a poco. Muchos pacientes inicialmente pueden controlarse con dieta y ejercicio físico, aunque necesitan de inicio el tratamiento con “antidiabéticos orales”. 

Si se cuidan, pueden continuar así durante años, y solo con el paso de los años puede acabar necesitando insulina. La necesidad de insulina es un signo de mala evolución de la enfermedad y de que probablemente el paciente no se ha cuidado como debía.

Al principio de la enfermedad, los pacientes padecen obesidad con mucha frecuencia, y/o abusan de la comida y de los dulces. En este tipo de diabetes, el páncreas es capaz de producir insulina, aunque la obesidad impide que funcione correctamente.

Es una enfermedad asociada a la obesidad y propia de los países desarrollados, y que está representando un problema sanitario de primer orden por los graves problemas de salud que conlleva.

Recuerden que la diabetes evolucionada conlleva problemas graves de visión, de riñón, de corazón (angor, infarto) y cerebrales (“trombosis cerebral”), de circulación, y de sensibilidad en las piernas, entre lo más importante y frecuente.

Es muy frecuente que exista una cierta “tolerancia social y personal” a la obesidad, y si aparece la Diabetes Mellitus tipo 2, no avisa, no causa ningún síntoma, y va dañando el organismo sin que nos demos cuenta. Cuando aparece la DM-II, hay que tomárselo muy en serio, y cambiar todo lo necesario y para siempre.

Además, la Diabetes tipo II casi siempre se asocia a un síndrome metabólico, que incluye hipertensión, colesterol y/o triglicéridos altos y ácido úrico alto.

En realidad, el mecanismo de producción del síndrome metabólico es similar al de la diabetes, por el proceso inflamatorio crónico, y cuando se desarrollan conjuntamente en un mismo paciente, el daño orgánico se multiplica.

Cómo afrontar la Diabetes tipo II

Cuando se entere del diagnóstico, busque toda la información fiable que pueda, contacte con los profesionales de la salud más actualizados en el tema, entre ellos no puede faltar el dietista-nutricionista especializado

Todo esto es básico porque hemos observado que algunos pacientes no tienen un buen apoyo y seguimiento, guiándose más por sus ideas o las de sus allegados, antes de atenerse a una información veraz y certera que le puede ahorrar muchas complicaciones.

El afrontar la diabetes conlleva ineludiblemente un cambio en el estilo de vida dónde la persona tiene que cuidar su cuerpo y evidentemente, a sí mismo.

Por lo tanto, representa una gran oportunidad para empezar a cuidarse, a velar por uno mismo y poner el autocuidado como algo prioritario en la vida.

Así, al afrontar la diabetes de manera adecuada ha de implicar comer más sano, con menos alimentos / bebidas procesadas y elaboradas y realizar más ejercicio.

Hemos de tener en cuenta que el cuidarse a uno mismo hace que nuestra autoestima sea más fuerte y así nos sintamos más plenos y realizados.

Si nos cuidamos a nosotros mismos, nos estamos mandando el mensaje de que somos importantes, de que merecemos ser cuidados y tenidos en cuenta.

Además, al cuidarse más, el funcionamiento del cuerpo y de la mente mejoran, y el estado general de la persona también.

Muchos pacientes diabéticos creen que afrontar la diabetes supone dejar de comer alimentos ricos y sabrosos y tener que empezar a realizar una dieta aburrida y sosa.

Desde aquí todo se vive como una especie de castigo, dónde ya no se puede comer y beber eso que tanto gustaba a la persona. Con esta óptica, se está predispuesto al fracaso, puesto que es difícil mantener ese aburrimiento y tedio con la comida por mucho tiempo.

Sin embargo, si el afrontar la diabetes se puede tomar también como una oportunidad para disfrutar de los alimentos de otra manera. Incluyendo alimentos nuevos y diferentes formas de cocinar que antes no se contemplaban.

Se trata, pues, de abrirse a un mundo nuevo, lleno de posibilidades. Dónde uno empieza a soltar “lo viejo” y empieza a abrirse a esos nuevos sabores y recetas. ¿A que suena mucho más estimulante que prohibirse comida y realizar una dieta monótona?

Nutrición en la Diabetes Mellitus tipo 2

Los alimentos más recomendables para los pacientes con Diabetes Mellitus tipo 2 son los siguientes:

  • Aquellos con una carga glucémica baja y ricos en fibra. Para absorber más lentamente los hidratos de carbono: verduras, hortalizas, legumbres, tubérculos, frutas, cereales integrales.
  • Evitar el azúcar y los productos con azúcares añadidos. Ejemplos como la bollería, chucherías, galletas, refrescos azucarados, zumos comerciales, mermeladas, cereales de desayuno, helados, productos ultraprocesados, etc.
  • Disminuir las bebidas alcohólicas. El alcohol aumenta el riesgo de hipoglucemia tardía en pacientes con Diabetes Mellitus tipo 2, especialmente si se encuentra en tratamiento con insulina.
  • Consumir grasas cardiosaludables. Alimentos como el aceite de oliva virgen extra, frutos secos, el pescado azul, el aguacate, etc.

Sustituir el uso de azúcar por edulcorantes sin calorías representa un cierto ahorro energético, no aportamos tantas calorías al cuerpo, si bien esto solo será efectivo si disminuimos el aporte de grasa en la dieta.

Tenemos que estar pendientes del consumo de azúcares, porque un exceso hace que se conviertan en triglicéridos, fomentando la acumulación de grasa en el cuerpo.

Pero debemos saber que el azúcar es la gasolina para que nuestro cerebro funcione bien. Gracias a los edulcorantes no calóricos, podemos controlar el peso y la diabetes (ya que no crean picos de insulina en sangre a diferencia del azúcar).

En cambio, para la población con peso adecuado y sin diabetes, el uso de edulcorantes o de productos bajos en calorías que los contienen no tiene tanta utilidad para la prevención de la obesidad y su síndrome metabólico.

En este caso, los pilares básicos para mantener un buen estado de salud y prevenir enfermedades, sería el cumplimiento de una alimentación equilibrada (variada y moderada en cantidad) y la realización de actividad física.

Además de contribuir a la prevención de la obesidad y diabetes, los edulcorantes no calóricos evitan las caries y pueden ser de gran utilidad en personas mayores que tienen falta de apetito.

Los edulcorantes son potenciadores del sabor y la tercera edad suele tener alteración en la apreciación de los sabores por una atrofia en las papilas gustativas.

Índice glucémico de los alimentos en la obesidad

A primera vista, el índice glucémico no parece ser un factor clave en el desarrollo de la obesidad, pero es todo lo contrario, es un factor determinante.

Cada vez que consumimos alimentos, aumenta el azúcar en sangre y se libera insulina. Este azúcar, producto de la degradación de alimentos ricos en carbohidratos en el proceso de digestión, muestra su mayor aumento después de comer. Esto es lo que se conoce como glucemia postprandial.

La insulina es una sustancia liberada por el páncreas. Es la encargada de introducir el azúcar en las células para que el cuerpo pueda realizar sus funciones de forma adecuada.

Esta cumple misiones muy importantes sobre nuestro organismo, sobre todo a nivel metabólico. Por lo tanto, variaciones importantes en los niveles de esta sustancia, también producirán cambios en nuestro metabolismo y en consecuencia, en nuestro peso.

Además, una dieta rica en alimentos de alto índice glucémico, es una de las características que aumenta las posibilidades de desarrollar diabetes a largo plazo.

Estas variaciones de glucemia-insulina se producen principalmente después de comer alimentos ricos en hidratos de carbono. Del mismo modo, otros alimentos pueden producir variaciones de la glucosa sanguínea, pero en menor medida y, por tanto, tienen menos importancia.

El índice glucémico de los alimentos influye en el transcurso de la obesidad. Aunque la sensación de saciedad depende de diversos biomarcadores (insulina, leptina, grelina…), el índice glucémico de los alimentos repercute en este estado.

  • Aquellos alimentos que tienen un índice glucémico alto, la glucosa pasa más rápido a la sangre, el «pico glucémico» es muy alto. Al igual que se eleva la glucemia de forma rápida, también desciende rápido. Esto lleva a consumir mayor cantidad de alimento en un espacio de tiempo más corto. La sensación de saciedad dura menos.
  • Sin embargo, en alimentos con un índice glucémico más bajo, la glucosa pasa más lentamente al torrente sanguíneo. En este último caso la sensación de saciedad se prolonga en el tiempo. Por ello, la ingesta de alimentos posterior se va a ver reducida.

Cabe destacar que la combinación de ciertos alimentos o la forma de cocinarlos, puede modificar su índice glucémico. Es interesante controlar el índice glucémico de los alimentos en la obesidad. Entre estas características de combinación destacamos las siguientes:

  • Tomar en la misma comida proteínas reduce el índice glucémico del alimento
  • Consumir en la misma comida fibra: reduce el índice glucémico del alimento
  • Introducir en la misma comida grasas: reduce el índice glucémico del alimento
  • Grado de cocción del alimento: a mayor cocción (arroz; pasta o patata más cocidos) el alimento aumenta el índice glucémico
  • Asimismo, enfriar la pasta, la patata o el arroz tras la cocción también reduce el índice glucémico

La recomendación para consumir hidratos de carbono es que sean integrales. De esta forma conseguimos bajar su índice glucémico y que la absorción de estos azúcares sea de una forma ralentizada y mucho más saludable.

En el caso de pacientes operados de cirugía de la obesidad o cirugía bariátrica, lo ideal es que las cenas no contengan esos alimentos por una cuestión de prioridad de alimentos como el pescado, la carne o el huevo (por supuesto, cada comida y cada cena deberá estar siempre acompañada de verduras).

Cirugía Metabólica o Cirugía de la Diabetes Mellitus Tipo 2

La cirugía metabólica solo se ha mostrado eficaz en pacientes con un IMC mayor de 30, con función del páncreas adecuada (se analiza con un análisis de sangre simple), y sólo debe plantearse cuando el paciente no es capaz de bajar peso y la diabetes se va agravando progresivamente (mayor necesidad de medicación y peor control de las glucemias).

Se puede plantear esta cirugía en los siguientes casos:

  • Pacientes con Diabetes tipo II (1º antidiabéticos orales, 2º han terminado por necesitar insulina)
  • Que además tenga un exceso de peso asociado de unos 18-20 kg o más (no es eficaz en diabéticos delgados)
  • Que el paciente todavía tenga una función o reserva pancreática mínima (que se estudia mediante un análisis y test terapéutico)
  • Que la diabetes que padece el paciente haya empeorado progresivamente a pesar de un tratamiento correcto

La técnica de cirugía más adecuada son aquellas que buscan que el alimento no pase por el duodeno ni por los primeros tramos del yeyuno, y que se asocien a una restricción en el estómago.

Las más utilizadas son el Bypass Metabólico y el Cruce Duodenal. Recientemente, se ha incorporado el Bypass tipo SADI-S, como una de las más eficaces y a la vez menos artificiales.

Nosotros actualmente aplicamos el Bypass tipo SADI-S, porque ha demostrado una gran eficacia para controlar e incluso curar la diabetes del adulto, y es una de las operaciones más fisiológicas y con mejor calidad de vida.

Todas las operaciones deben realizarse por laparoscopia, por equipos muy cualificados y con mucha casuística, para disminuir el riesgo.

La preparación del paciente debe ser minuciosa, de semanas, buscando una mejora del control de la diabetes antes de la operación y con ello una disminución de las complicaciones.

Los protocolos mini-invasivos y fast-track, son especialmente beneficiosos en este tipo de pacientes.

Aspectos psicológicos importantes de la Cirugía Metabólica

Uno de los elementos clave en la cirugía metabólica es que favorece que el paciente pueda realizar un cambio importante en sus hábitos alimentarios sin que esto le implique un gran esfuerzo. Uno de los más importantes es la conexión con las sensaciones de saciedad.

El paciente aprende a comer más despacio, disfrutando, saboreando y sabiendo en qué preciso momento ha tenido suficiente. Esto favorece un mejor proceso digestivo y absorción de nutrientes.

Los pacientes intervenidos de cirugía metabólica dejan de seguir una dieta estricta, si no al contrario deben llevar una dieta variada sin grandes restricciones alimentarias.

Por lo tanto, a nivel psicológico esto supone un gran alivio al no tener que estar sufriendo cada vez que comen algo que pueda subirles los niveles de azúcar y tener que compensarlo de alguna manera.

Sí que les recomiendo que no tomen azúcares en exceso, pero el control alimentario que tenían que realizar antes de la cirugía desaparece.

La principal ventaja y consecuencia de la cirugía metabólica es que el paciente literalmente deja de ser diabético y abandona la medicación que tomaba.

Por lo tanto, a nivel psicológico deja de sentirse enfermo, deja de tener que estar pendiente de tener que tomar la medicación, ya no es dependiente de los niveles de glucemia…

Un efecto secundario de la cirugía metabólica es que además va acompañada de una importante bajada de peso y volumen. Esto sirve como un gran reforzante del proceso, ayudando al paciente a motivarse mejor para el cambio de hábitos.

También ayuda a mejorar la posible sintomatología asociada a la obesidad. Así, la persona no se siente únicamente más sana, sino también más ligera y más a gusto con su imagen corporal.

La cirugía metabólica supone una gran mejoría en la calidad de los pacientes, al dejar de ser diabéticos y desaparecer toda la sintomatología subyacente. Esta incluye a futuros problemas médicos como la ceguera, sordera, problemas en las extremidades, etc.

El paciente se siente más sano, puede realizar cualquier tipo de actividad, cansándose menos, se alimenta mucho mejor, con más contacto con sus sensaciones corporales y sin dieta estricta.

Encima se siente más a gusto con su cuerpo e imagen corporal, con lo que la vida social de la persona también puede mejorar notablemente.

Autores

  • Patricia Vila Sabater. Graduada en Nutrición. Master en Nutrición Clínica. Certificación Internacional en Cirugía de la Obesidad y Enfermedades Metabólicas. Miembro del Equipo Multidisciplinar de Clínicas Obésitas.
  • Dr. José Vicente Ferrer Valls. Doctor en Medicina. Especialista en Cirugía General y Digestiva. Experto en Cirugía Bariátrica y Metabólica. Colegio Oficial de Médicos España.
  • José Andrés Mateo. Graduado en Psicología. Master en Psicología General Sanitaria y Master en intervención multidisciplinar. Miembro del Equipo Multidisciplinar de Clínicas Obésitas.
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