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Publicado el 7 de mayo de 2013Última edición el 13 de mayo de 2020
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Alimentos funcionales en el tratamiento de la obesidad

Lydia Amador Martí
Diplomada Nutrición Humana y Dietética.

¿Qué son los alimentos funcionales en el tratamiento de la obesidad?

Un alimento se considera funcional cuando ha demostrado satisfactoriamente que además de tener efectos nutricionales esperados, beneficia una o más funciones fisiológicas hasta el punto de que mejora la salud o reduce el riesgo de contraer determinadas enfermedades. (Functional Food Sciencie in Europe)

¿Cómo contribuye un alimento funcional en obesidad?

Favorecen el metabolismo de sustancias: ayudan a controlar el peso, niveles de glucosa, colesterol y triglicéridos. Algunos ejemplos son productos bajos en calorías, grasas y azúcares. Así como enriquecidos en fibra o grasas cardiosaludables (omega-3 y acido oleico).

  • Previenen el estrés oxidativo: reducen el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares y degenerativas. Se trata de productos enriquecidos con sustancias antioxidantes (vitaminas C y E, beta-carotenos, selenio, zinc …).
  • Actúan sobre el sistema cardiovascular: protegen el corazón debido al enriquecimiento con ácidos grasos monoinsaturados, poliinsaturados (omega 3 y omega 6), ciertas vitaminas del grupo B (B6, B9, B12) y fibra.
  • Función digestiva y del tracto gastrointestinal: favorecen la digestión de los alimentos evitando el estreñimiento. Se trata de alimentos como yogures y alimentos enriquecidos con fibra.
  • Funciones psicológicas y conductuales: productos que facilitan la sensación de saciedad, que contribuyen a mejorar el rendimiento cognitivo, el tono vital y el manejo del estrés.

¿Qué Componentes hacen a un alimento funcional en obesidad? Lea las etiquetas.

Ácido graso omega-3 (EPA y DHA):

Pueden reducir el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares y mejorar las funciones visuales y cerebrales. Éstos ácidos grasos se encuentran de forma natural principalmente en el pescado azul como el salmón, el bonito o la trucha. Actualmente existen varios productos enriquecidos en omega-3 como son la mayoría de los lácteos y bebidas de soja, huevos, aceites, galletas o incluso aceitunas rellenas.

Fitoesteroles o esteroles vegetales:

Los fitoesteroles bloquean la absorción del colesterol LDL en el intestino. Sin embargo, sul consumo excesivo puede asociarse a desequilibrios y promueven la ateroesclerosis. Se encuentran en alimentos naturales como aceites, legumbres, pan, frutos secos y vegetales. De forma modificada aparecen en margarinas, yogures, leche y algunas salsas.

Fibra dietética:

Favorece el tránsito intestinal y previene o mejora el estreñimiento, las hemorroides y otras afecciones intestinales. Además aporta sensación de saciedad ya que retrasa el vaciado gástrico. Se encuentra en legumbres, verduras y hortalizas, frutas y cereales. De modo artificial se añade a galletas, pan u otros cereales y a determinados lácteos.

Azúcares alcohol (polioles) o de baja energía:

Son edulcorantes que se emplean como sustitutos del azúcar de mesa. Son menos calóricos, no afectan a los niveles de azúcar en sangre y no provocan caries, pero en grandes dosis pueden causar diarreas ya que actúan como laxantes. Existen polioles naturales pero la mayoría se fabrican. Están en caramelos, chicles y gominolas.

Antioxidantes:

Evitan la acción nociva de los radicales libres sobre el organismo. Retrasan el envejecimiento, disminuyen el riesgo de padecer cáncer y son cardioprotectores. Se encuentran en cítricos y hortalizas. Algunos alimentos están enriquecidos con antioxidantes como por ejemplo: margarinas, ciertos lácteos, bebidas y zumos.

Bacterias ácido-lácticas (probióticos):

Se engloban además de microorganismos del yogur, las leches fermentadas con bacterias. Los “BIO” favorecen la regeneración de la flora intestinal y potencian el sistema inmunológico. Las contienen los yogures frescos que necesitan frío y de forma modificada están en leches fermentadas con bacterias innovadoras, quesos efecto bífidus, etc…

Fructo-oligosacáridos (prebióticos):

Mejoran la microflora y el tránsito intestinal, tienen efecto protector frente al cáncer de intestino grueso. Actúan positivamente sobre el sistema inmunológico y favorecen la absorción de Calcio. Se encuentran en alimentos como puerro, cebolla, achicoria, espárrago, ajo, alcachofa, tomate y plátano. Además se añaden a bebidas, productos lácteos y de repostería, alimentos infantiles, mayonesas ligeras y quesos bajos en Calorías.

Alimentos simbióticos:

Combinan en un mismo producto prebióticos y probióticos. Algunos ejemplos son los yogures enriquecidos con fibra o leche fermentada y con piezas fruta.

¿Qué objetivo tiene proporcionarle esta información?.

Concienciarle de que la alimentación saludable, equilibrada, y fresca o de elaboración casera, es fundamental para el control de cualquier enfermedad, incluyendo la obesidad.

Y recordarle ese dicho popular que dice que “somos lo que comemos”, y que desde luego en términos de salud, es completamente cierto.

Pueden plantearnos sus dudas y comentarios en consultas@obesitas.es“.
Si usted padece obesidad, explíquenos su caso en nuestra “Historia Clinica de Obesidad”, y le realizaremos una recomendación.
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