Reducir el consumo de azúcar tras un tratamiento endoscópico
Últimamente se ha puesto el punto de mira en el azúcar. Pero, ¿realmente es tan perjudicial? ¿es el verdadero enemigo? ¿en qué productos o alimentos lo encontramos en mayor cantidad? ¿son todos igual de dañinos? ¿debo reducir el consumo de azúcar tras un tratamiento endoscópico? ¿o con el tratamiento ya «lo tengo todo hecho» y puedo comer de todo? A continuación resolveremos todas estas dudas.
Alimentos/productos ricos en azúcar
Primero debemos diferenciar entre los azúcares propios del alimento (aquellos que se encuentran de manera natural en los alimentos), de los azúcares añadidos (aquellos que se introducen en ciertos productos alimenticios con la finalidad de darles mayor dulzor, o poder conservarlos durante más tiempo).
En cuanto a los primeros, alimentos como las frutas, algunas verduras, lácteos o la miel cruda, contienen azúcares de manera natural. Pero es importante tener en cuenta que este tipo de alimentos son saludables sobre todo porque contienen diferentes vitaminas y minerales en su composición. La fruta y la verdura además son ricas en fibra alimentaria, lo que dificulta la absorción de los azúcares que contienen.
Por otro lado, los alimentos que suelen contener azúcar añadido son: los refrescos o bebidas gaseosas, los dulces y bollería, postres lácteos azucarados, zumos comerciales, galletas, cereales de desayuno, productos precocinados, y en general, la gran mayoría de los alimentos procesados que podemos encontrar en los supermercados.
¿Por qué es perjudicial el azúcar añadido?
El azúcar añadido, presente en el segundo grupo de alimentos que hemos comentado anteriormente, es el que realmente debemos evitar. ¿Por qué?
Principalmente porque estos productos nos aportan «calorías vacías». Esto quiere decir que al ingerirlos, aportamos a nuestro cuerpo energía o calorías, sin beneficiarnos de vitaminas, minerales u otros compuestos bioactivos, necesarios para nuestro organismo. Por otro lado, el azúcar libre que ingerimos se va acumulando en forma de grasa como reserva energética. Por este motivo, poco a poco iremos contribuyendo a aumentar el sobrepeso u obesidad, que a su vez están relacionados con múltiples comorbilidades (como la hipertensión, enfermedades cardiovasculares e incluso algunos tipos de cáncer, etc.).
Además, al consumir estos azúcares libres, se provoca un «pico» de glucosa en nuestro torrente sanguíneo. Esto, a largo plazo, puede crear resistencia a la insulina, lo que aumentará el riesgo de padecer Diabetes Mellitus tipo 2.
¿El azúcar es el verdadero enemigo de nuestra salud?
No solamente es dañina o «mala» el azúcar que contienen los productos procesados. Este tipo de productos, además suelen contener grasas no saludables (como el aceite de palma, de colza u otros aceites refinados), harinas refinadas y una gran variedad de conservantes y aditivos (algunos necesarios para su correcta conservación, otros perjudiciales para nuestra salud).
Por otra parte, el consumo de estos productos a lo largo del día, desplaza a otros alimentos saludables. De manera que si por ejemplo tomamos de merienda bollería, dejaremos de lado las frutas o lácteos. O si consumimos galletas en el desayuno, no tomaremos una tostada integral con aceite de oliva virgen y tomate rallado, o frutos secos tostados.
Por estos motivos, debemos evitar el consumo de productos procesados. Incluso aquellos que no contengan azúcares añadidos, que se hayan sustituido por edulcorantes o sean «light». Siguen siendo productos no recomendables.
¿Debo reducir el consumo de azúcar tras un tratamiento endoscópico?
Tras un tratamiento endoscópico de obesidad, para asegurar una mayor pérdida de peso y el mantenimiento de ésta a largo plazo, los pacientes deben llevar una alimentación saludable. Por ello deben evitar los productos con azúcares añadidos o procesados, tras un tratamiento endoscópico.
No se debe caer en el error de pensar que con el tratamiento endoscópico de obesidad «ya está todo hecho». Se debe pensar en este tratamiento como una ayuda o «empujón» para poder realizar un cambio de hábitos en nuestra alimentación.