«Una vez dado ese primer paso (el más difícil) de ponerme en contacto con la clínica, quería asegurarme de que, en la medida de lo posible, todo iría bien o dicho de otro modo, “que esta gente era de fiar”. Para ello, pedí ayuda a un gran amigo mío médico al que comenté lo que estaba pensando. Me pidió un par de días para investigar y tratar de averiguar lo máximo posible del equipo médico de la clínica.
Muy poco tiempo después, este amigo mío me dijo literalmente: “Miguel, no busques más!! Me han confirmado que el cirujano es un crack!!”. Así me lo dijo y así lo transmito.
Eso me tranquilizó muchísimo porque una decisión tan importante como es la de pasar por un quirófano exige ponerse en las mejores manos posibles. Y ya no busqué en ningún otro sitio más. Vi el extenso curriculum del Dr. Ferrer, el gran número de operaciones que ya llevaba… pero, sin duda, la opinión de otro médico que avala su trabajo fue fundamental para mi.
Me gustó muchísimo que, paralelamente a todo lo que es la cirugía, ofrecieran un servicio de acompañamiento con un nutricionista y un psicólogo. Mi problema (supongo que el de muchos en este sentido) era/es el miedo a que, pese al esfuerzo económico y físico, pasado el tiempo todo volviera a las andadas (dicho de otra manera, no me fío mucho de mi mismo y mi fuerza de voluntad llega donde llegar…), de modo que el personal de la clínica te vaya viendo periódicamente tras la operación supone un alivio importante.»
(Leer testimonio completo)
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