Dejando de ocultar mi Cuerpo
Al ocultar nuestro cuerpo nos avergonzamos de nosotros mismos, nos estamos generando, sin darnos cuenta, miedo, inseguridad, autocrítica. Nos sentimos insatisfechos con nosotros mismos, tristes, rabiosos, nos distanciamos de los demás (para que no nos vean). Esto es algo que no suele ocurrir transcurridos unos años tras una operación de Tubo Gástrico.
Lo fundamental no es en sí que muestre o no mi cuerpo, sino el esfuerzo que estoy haciendo para ocultarlo, para no ser vista/o. Tengo una actitud de continua “defensa” del exterior, porque anticipo crítica y rechazo por parte de los demás. Resulta interesante que nos hagamos conscientes de que esa crítica no viene de fuera sino que viene de dentro de nosotros/as mismos/as.
El Poder del Pensamiento
Es importante lo que hacemos porque esto nos lleva a pensar de una manera, y al mismo tiempo, lo que pensamos nos lleva a nuevas líneas de actuación. Por ejemplo, si estoy a gusto con mi cuerpo, y actúo como si me sintiera confortable con él: mostrándome, arreglándome, sintiéndome bella/ guapo mi estado de ánimo será positivo, mi ansiedad bajará (por lo que no tendré que comer tanto), dejaré de estar en conflicto conmigo misma/o. Estaré satisfecha con lo que tengo y mi conducta alimentaria se estabilizará. Me alimentaré mejor, y alimentarse bien es una parte de respetarse y quererse a una/o misma/o.
Qué hacer y cómo para querer más tu cuerpo
A pesar de que no te gustes como es, has de empezar a enseñar tu cuerpo tal y como lo harías si te gustase. Has de arreglarte, mimarte, recompensarte, cuidarte igual que lo harías si tuvieses tu peso ideal.
Si te ves al espejo, visualízate a ti misma/o con el peso que deseas. En tu mente, en tu fantasía, tú ya has alcanzado tu cuerpo deseado. En definitiva, has de ir a la playa, a la piscina y a cualquier sitio, sintiendo que tu cuerpo y tú estáis “bien”, y sobre todo has de sentirlo y creerlo. Todo esto has de hacerlo de manera gradual, primero empieza por lo que te de menos miedo y poco a poco hasta poder mostrarte en bañador ante cualquier persona.
Ten en cuenta, que si por el contrario, te escondes, si no sales, la pelota se irá haciendo más grande, saldrás menos, te ocultarás más, te odiarás más, tendrás más ansiedad, y al final estarás sumergida/o en un espiral que potenciará el ir engordando más y más.
La decisión es tuya
Así que plantéate ¿que escenario prefieres?
- Uno de ocultar tu cuerpo, de autocrítica continua
- O bien, uno en el que te quieres y aceptas a ti misma/o, en el que te muestras y te gustas.
La elección está en ti y no en el exterior, la prueba de ello es que hay personas muy obesas que están satisfechas con su cuerpo y anoréxicas que se odian.