La pérdida de control sobre la comida
La pérdida de control sobre la comida es uno de los aspectos que más suelen comentar los pacientes obesos que acuden a nuestra consulta, y que necesitan una operación de reducción de estómago. Esta falta de control prolongada en el tiempo, es una de las principales causas del desarrollo progresivo de la obesidad. Esta pérdida de control sobre la comida se puede dar de diversas formas: picoteo compulsivo, atracones, comilonas… Lo que une a todas estas circunstancias es que el sujeto siente que de alguna manera pierde la voluntad sobre lo que desea comer y a pesar de no tener hambre, no puede evitar la ingesta.
La pérdida de control sobre la comida suele acarrear en la persona un sentimiento de impotencia y de culpa, ya que por más que intenta frenarlo, no es capaz. Y la culpa viene dada por la sensación de estar haciendo algo que no debe, que no toca. Se siente mala persona y le es muy difícil, si no casi imposible ponerle remedio.
En la mayoría de las ocasiones, la pérdida de control sobre la comida viene alternada con periodos o momentos de mucho control alimentario, dónde la persona realiza una dieta muy estricta y se siente realizado y orgulloso de ello. El problema aquí radica que esta situación suele ser un espejismo, ya que a la mínima recaída la persona vuelve enteramente al patrón anterior de descontrol.
Esta recaída suele darse por varias circunstancias:
-La persona deja de bajar de peso y se desmotiva.
-Hay un periodo de mucho estrés y a la persona le es imposible mantener el control.
-Eventos sociales y festivos hacen que la persona vuelva a comer de todo.
-La persona se cansa de tanta dieta estricta.
Por tanto, esta dieta estricta, aunque a corto o medio plazo puede ser algo efectivas. A largo plazo no suelen solucionar la pérdida de control sobre la comida, sino que incluso suele ser al contrario, aumentan dicho descontrol.
En este contexto, la cirugía bariátrica junto con un apoyo y seguimiento multidisciplinar se presenta como una solución efectiva y duradera para este círculo vicioso de la pérdida de control sobre la comida. Así lo refieren la mayoría de los pacientes intervenidos, que comentan sorprendidos y aliviados como el ansia y la compulsión por la comida desaparecen totalmente y pueden tener una relación “relajada” con la comida, sin ese impulso que les desbordaba en el pasado.