Verano con actitud positiva: Claves

Empezar el verano con actitud positiva implica cambiar las «lentes» con las que miramos nuestra realidad, nuestro cuerpo, nuestra manera de comer, beber, de relacionarnos con nosotros mismos, con los demás. Supone pues abandonar las ideas que nos han inculcado en la sociedad, tales como la «operación biquini» que conllevan un sinfín de dietas (disociadas, paleolitica, dukan…) y adoptar una visión nueva, en positivo, yendo hacia lo que deseo, desde el placer, desde lo que es bueno para mí y no tanto desde la prohibición, el autocontrol, la «fuerza de voluntad» y otros suplicios que no hacen más que esclavizarnos a la alimentación y que emocionalmente nos sintamos frágiles e impotentes. Pasa así también tras una operación de Tubo Gástrico.

Un verano con actitud positiva: Orientarse hacia lo que es bueno y satisfactorio para uno mismo

Solemos plantearnos nuestros cambios alimentarios en términos de sufrimiento, de prohibiciones. De esta manera nos quedamos estancados en lo que no podemos ni debemos comer y la experiencia que tengo con los pacientes, es que hay un sentimiento de frustración, de querer y no poder. Uno se siente haciendo un esfuerzo enorme para controlar cantidades, no comer esos alimentos prohibidos («no pecar»). Lo que yo propongo y he observado que es eficaz es diferente. Es mucho más útil enfocarnos hacia lo que queremos para nosotros mismos, hacia los alimentos y hábitos que son saludables y que nos gusten. Y todo ello no como un castigo para alcanzar una meta, sino disfrutando de los nuevos sabores y olores, de cómo nos vamos sintiendo con más energía, más fuertes, de como nos sienta mejor este estilo de vida. Y sin miedo a no comer ningún alimento concreto, simplemente vamos eligiendo lo que mejor nos sienta pero no hay culpa ni arrepentimiento.

Un verano con actitud positiva: Buscar cambios a largo plazo

Si esta manera nueva de enfocar nuestro cuidado se realiza únicamente de manera estacional porque es verano o porque hemos cogido unos kilos de más y al tiempo volvemos a despreocuparnos de nosotros mismos y de nuestra alimentación, el fracaso está prácticamente asegurado. Volveremos a las sensaciones de yo-yo, de bajar y luego recuperar. Como hemos repetido en numerosas ocasiones, lo que aquí se plantea es un cambio de estilo de vida más sano, saludable y atento a las propias necesidades; y no un esfuerzo de unos meses para luego volver a la rutina habitual.

Un verano con actitud positiva: Atender emociones y necesidades.

Otro punto importante es atender a nuestras necesidades y emociones, ya que suelen interferir más de lo que pensamos en nuestra conducta alimentaria y en descuidarnos a nosotros mismos. Por tanto, en vez de focalizarnos en prohibirnos alimentos (que es lo que hemos hecho siempre) resulta más útil atender a esos estados emocionales que nos llevan a comer peor (más cantidad de la que necesitamos, comidas más pesadas y de menor calidad…).

Un verano con actitud positiva:  Atención a como nos hablamos a nosotros mismos

Por último, también es imprescindible que detengamos nuestra atención a cómo nos hablamos en el momento de comer «lo que no toca» y también los que nos decimos cuando comemos da manera saludable, acorde con nuestras elecciones. Hemos de ser cuidadosos en hablarnos de manera cuidadosa y positiva, como si fueramos buenos amigos de nosotros mismos. Por ejemplo, en lugar de decirnos «Eres un gordo nunca cambiarás» nos podemos decir: «¿Cómo me siento que necesito comer más de lo que necesito?, ¿Qué puedo hacer para sentirme más a gusto conmigo mismo, más satisfecho…».