Tratamiento endoscópico de obesidad y el placer por comer
Muchas personas creen que el realizarse un tratamiento endoscópico de obesidad va a suponer el fin del placer por comer. Es decir, están convencidos que con el balón intragástrico o la plicatura endoscópica van a dejar de disfrutar comiendo. Según nuestra experiencia clínica con cientos de pacientes, esto no es así. En los siguientes puntos explicaremos las claves de qué ocurre realmente.
Compulsión no es placer
Esta es la mayor confusión que suelen hacer muchas personas que van a ser intervenidas de un tratamiento endoscópico de obesidad. Confunden la compulsión que tienen por la comida, la necesidad de comer rápido y sin saborear, con un momento de placer. Sin embargo, al apenas saborear no puede haber placer, simplemente se calma por un rato ese impulso, esa ansia (al igual que le ocurre a la persona adicta al tabaco u otra droga, que confunde el placer con la adicción).
Deguste y sabores
Lo cierto es que un tratamiento endoscópico de la obesidad supone una oportunidad para comenzar a darle un espacio real a la comida. Para comenzar a comer conscientemente notando las sensaciones corporales, el sabor y textura de los alimentos. Al comer más despacio y establecer este hábito, se maximiza el deleite. La mayoría de nuestros pacientes que se lo proponen, alcanzan este objetivo y refieren un gran cambio a la hora de notar sabores nuevos y otros que pensaban que eran agradables, resulta que ya no lo son tanto.
Comer mucho no es placer
Al igual que comer con compulsión no es placer, tampoco lo es hacerlo en gran cantidad. En nuestra clínica, la persona que pasa por un tratamiento endoscópico de la obesidad descubre que con pequeñas cantidades se puede disfrutar más que con las grandes. Que esa frase de “ser buen comedor” sinónimo de comer mucho, no es cierta, si no justamente al contrario. Fíjense que los restaurantes más prestigiosos del mundo sirven sus platos en pequeñas cantidades, ¡por algo será!
La idea de que la persona sometida a un tratamiento endoscópico de obesidad no puede disfrutar de las comidas sociales, teniéndose que quedar más en casa, está bastante extendida. Pero también es falsa, fruto del desconocimiento. Únicamente el primer mes la persona sí que ve reducida ostensiblemente los alimentos que puede ingerir. Pero a partir de aquí, no sólo que no pueda, si no que al paciente se le recomienda que realice salidas sociales, que coma fuera de casa. La idea es que la persona pueda tener una vida rica, agradable, sentirse apoyado, que se divierta, y ¡sin tener que hacer dieta estricta! Esto mejora enormemente el grado de satisfacción de la persona con el proceso.
Al no hacer dieta, al no prohibirse nada el placer es mayor
Las personas que hacen dieta, de las que intentan ‘No salirse’, se suelen encontrar en un estado permanente de prohibición y presión para no ‘fallar, pecar, salirse, etc.”. Esto no hace más que aumentar el grado de compulsión que tienen respecto a la comida y al tiempo suelen abandonar y descuidarse completamente a nivel alimentario. Sin embargo, la persona bajo un tratamiento endoscópico de la obesidad no ha de realizar ninguna dieta, es más, le decimos que ‘está prohibido prohibirse’. Únicamente ordena sus hábitos alimentarios, comiendo menos, más variado y más frecuentemente alimentos sanos y nutritivos, y menos frecuentemente los no saludables y menos nutritivos. Así, los pacientes suelen expresar el alivio y el gran placer de no hacer dieta, de poder comer de todo, de no tener que renunciar constantemente.